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el vagon de pimenton

Turismo: Nuestra propia porquería, por Daniel Raventós y Julie Wark

No es una sensación agradable salir a tu hermoso barrio medieval con una maldición en la punta de la lengua que pronto lanzarás a la primera manada de humanos que intenten matarte o atropellarte. En la temporada turística uno arriesga la vida cuando sale de compras porque multitudes de adultos sobre ruedas, ciegos ante todo menos ante la banderita ondeada por su cabecilla, se deslizan por la calle en segways, bicicletas, patinetes motorizados, patines y monopatines. Los lugareños no existimos. Nos arrollarían sin piedad si pensaran que podríamos separarlos del grupo, y tan solo por dos metros. Tu vocabulario de verano se vuelve grosero: ¡lárgate!

Las llegadas de turistas internacionales crecieron un 7% en 2017 hasta alcanzar los 1,322 billones. Las protestas anti turistas también crecieron, desde Ámsterdam hasta Venecia, pasando por Barcelona, Dubrovnik, Hvar y Reykjavik. Venecia, con sólo 55.000 residentes permanentes, recibe 20 millones de turistas al año. El Ayuntamiento de Roma regula ahora cuestiones que deberían ser básicas de buena educación: no nadar como un perro en fuentes públicas, no tirar comida al suelo, no emborracharse y hacer ruido en las calles por la noche. Los portadores de los palos selfie amenazaron al Coliseo tan seriamente que estos fueron prohibidos. Barcelona ha visto muchas protestas. Los carteles de protesta contra Airbnb dicen: “Bienvenidos turistas. El alquiler de apartamentos vacacionales en este barrio destruye el tejido sociocultural local y promueve la especulación. Muchos residentes locales se ven obligados a mudarse. Disfruta de tu estancia”, o, más brevemente, “Turistas, iros a casa. Refugiados bienvenidos”. Algunos barrios tienen más alojamiento turístico que viviendas para los residentes. Estas zonas pierden su espíritu con tiendas de comida rápida o de suvenires basura y pubs irlandeses. Desaparecen las tiendas de legumbres, las panaderías, las zapaterías y todos los lugares que alguna vez formaron un vecindario.

Si vives en un destino turístico, tienes que aguantar pandillas de borrachos bramando el “cumpleaños feliz” a las 3 de la madrugada, guías turísticos inventándose la historia local y exigiendo aplausos justo debajo de tu balcón, y otros tipos de contaminación acústica. Los espacios públicos, especialmente en Londres, se convierten en “Pops”, espacios públicos de propiedad privada, acondicionados para los turistas, utilizados exclusivamente como lugares de paso o para el consumo, pero no como lugares tranquilos donde las personas sin hogar puedan descansar un rato, o donde puedan producirse manifestaciones, todo lo cual significa un nuevo ataque a la democracia. El turismo “cultural” degenera en, digamos, hordas de mirones boquiabiertos que echan a perder Dubrovnik o las antiguas ruinas de Irlanda del Norte siguiendo el rastro de Game of Thrones. La cultura en Edimburgo es tal mina de oro que Richard Branson quiere construir un hotel de once pisos que bloqueará el 82% de la luz de la Biblioteca Central. Pocos lugareños asisten ya a fiestas tradicionales como la de Hogmanay, porque hay demasiados turistas. Tiempo atrás, el antiguo arte de la construcción de cairns en Escocia señalaba el camino a través de un terreno difícil y nebuloso. Ahora el apilamiento de piedras es un hábito extendido que puede confundir a las personas que se pierden en los páramos nebulosos, erosiona el suelo, aniquila a los pequeños invertebrados en la parte inferior de las piedras superpuestas, y daña los nidos de aves como los ostreros. Islandia, con una economía volátil que depende cada vez más del auge turístico (10% del PIB y más de 2.000.000 de visitantes en 2017), se enfrenta a un deterioro social y medioambiental. Hay relatos de turistas que defecan en cualquier lugar del campo, acampan en lugares inapropiados, roban señales de tráfico, matan ovejas y desentierran grandes superficies de musgo. Los precios para los lugareños están aumentando vertiginosamente.

La Asociación de Agencias de Viajes Británicas estima que en 2015, más de 1,3 millones de turistas británicos se desplazaron al extranjero para celebrar despedidas de solteros y solteras. Este incongruente rito nupcial cuesta alrededor de 1.000 libras esterlinas por persona, aportando pocos beneficios económicos para el destino y costos sociales derivados de la embriaguez de los turistas o de su comportamiento agresivo y también daños ambientales. Y, llegado este punto, acabemos con el mito: el turismo no crea buenos empleos. En el Reino de España, por ejemplo, el turismo aumentó un 20% entre 2008 y 2016, y el empleo creció un miserable 0,7%. Y pregúntale a las limpiadoras y los limpiadores de hotel sobre ello. No sindicalizadas, trabajan interminables horas por un salario insuficiente (los directores generales pueden ganar más en una hora de lo que gana una limpiadora en un año), se enfrentan a riesgos de seguridad y salud, acoso sexual, intimidación, y tienen la preocupación constante de ser despedidas de forma arbitraria.

La promesa de Airbnb era crear una “economía compartida”, una feliz comunidad global donde todos pudiéramos conocernos mejor pasando unos días en casa del otro y democratizando la industria del turismo (lo que ha ayudado a hacer fortuna a gente como Sheldon Adelson, Donald Trump, Richard Branson, entre otros), dejando que los peces pequeños también ganen dinero con sus “auténticas” propiedades (o pisos alquilados), pero esta democracia nació ya muerta porque el alojamiento vacacional es una mina de oro para los grandes propietarios que compran propiedades para alquilarlas y contratan a agencias para que las gestionen. Estos grandes propietarios ganan mucho más con los alquileres temporales para los viajeros de Airbnb que con los inquilinos a tiempo completo que luchan por sobrevivir con salarios bajos gracias a la catástrofe económica del mismo sistema en el que florece Airbnb. Muchas personas no pueden permanecer en su vivienda alquilada cuando les suben entre un 50-100% el precio del alquiler momento de la renovación del contrato. La gente joven es especialmente vulnerable. El Ayuntamiento de Barcelona está intentando frenar esta tendencia mediante la imposición de multas y la restricción de licencias a empresas como Airbnb y HomeAway y la ampliación de la vivienda pública. Ámsterdam, Lisboa y París están introduciendo medidas similares, y Berlín ya ha prohibido a los propietarios alquilar apartamentos a través de Airbnb.

La industria turística es uno de los motores que han provocado el paso de los mercados regulados hacia el capital privado, que impulsa la homogeneización global en favor de las potencias hegemónicas, y se beneficia de la falta de intervención estatal (excepto en cuestiones de vigilancia y seguridad y en los poderes discriminatorios que deciden quién entra y quién no). El auge de la industria hotelera mundial a partir de mediados de la década de 1980 se produjo cuando la globalización y la expansión del capitalismo financiero proporcionaron el escenario perfecto para la expansión de los cárteles que han sustituido los viejos ideales de la hostelería (y sus connotaciones de hospitalidad) por los consorcios hoteleros, casinos, campos de golf y puertos deportivos. Trump, por supuesto, personifica este sucio negocio. Las empresas transnacionales que vendían el “sueño viajero” pronto pudieron explotar las nuevas formas de obtener liquidez de las inversiones. La mayoría posee compañías ficticias que ocultan en los rincones más oscuros de la economía global, facilitando los flujos de capital y finanzas que no aparecen en los registros contables. Sin control público, este dinero negro actúa como un fondo de reserva ilegal para los negocios que ahora dominan las economías globales y locales, en este último caso acompañado de prácticas caciquiles. Al no estar regulados, pueden hacer negocio con regímenes represivos “estables” (como Indonesia, República Dominicana o Marruecos, por ejemplo), reforzándolos aún más. A medida que aparecen más aeropuertos, hoteles, carreteras, trenes rápidos y puertos deportivos en los destinos turísticos, menos dinero público se gasta en vivienda, educación, salud y bienestar. La situación es aún peor en los países pobres, donde se privatizan recursos que han sido tradicionalmente comunes, como la tierra, el agua, zonas de caza y pesca y donde se devastan cientos de comunidades.

El turismo encaja perfectamente en la estructura de la llamada Cuarta Revolución Industrial (o digital), que fusiona tecnologías que mezclan las esferas física, biológica y la de la realidad virtual. No contemplas un lago, pero te haces una foto a ti mismo haciendo ver que estás contemplando un lago. El ecoturismo o “turismo de desarrollo sostenible”, el “turismo de chabolas” y el “turismo de voluntariado” pueden sonar políticamente correctos pero, básicamente, suponen más estragos. Basta con echar un vistazo al querido proyecto de Bill Clinton (“reconstruyendo mejor”) para el lujoso Hotel Marriott en Puerto Príncipe (Haití), azotado por el terremoto. O el vertedero a gran altitud del Monte Everest (8,5 toneladas de basura limpiadas de las laderas del norte en mayo de 2018, según el periódico chino Global Times). También en Europa, montañas como el Montblanc y el Aneto están sufriendo graves daños medioambientales, gracias a multitudes que tiran su basura y arriesgan sus vidas (y las de los rescatadores). Todo por un selfie ecológico. El resultado es que los derechos de los pobres son pisoteados en las partes más apartadas del mundo. Todo les es arrebatado por personas que disparan a los elefantes, patentan plantas arrancadas de las selvas, roban diseños de tejidos indígenas y destruyen ecosistemas delicados.

En Ghana, por ejemplo, el turismo, que hasta la década de 1990 estaba controlado principalmente por el sector público, no ha aportado ningún bien público. Los mercados globales rápidamente demandaron la mercantilización institucional de la producción de utensilios en el reino de Ashanti, donde, dada una creciente demanda turística de prendas tradicionales, el Estado y las agencias de ayuda internacional impusieron la producción en masa. Esto ha tenido efectos nefastos en la cultura y la sociedad ashanti y en el arte de tejer uno mismo, del que los jóvenes están ahora excluidos, ya que el poder del sector turístico se concentra cada vez más en manos decididas por fuerzas externas.

Las personas han viajado desde que Abel dejó atrás a su hermano Caín y se fue a pastorear sus rebaños a otros lugares. Una vez, el impulso de viajar pareció estar relacionado con una pregunta muy humana: ¿quién soy yo? Una manera de tratar de conocernos a nosotros mismos es mirarnos en el espejo del Otro, tal vez como una manera de tratar de averiguar quiénes pensamos que no somos. Ahora aquellos que no somos son borrados de la historia por la moda del selfie. La cual es, sin duda, una perfecta representación de una “cultura” alienada y narcisista. Cuando no se conquistaba, los viajeros solían tratar de buscar su lugar en el mundo explorando lugares difíciles como los pasos de montaña, los hielos flotantes del Ártico o el Amazonas. O hacían peregrinaciones. Ahora, con la desaparición de los imperios que una vez se expandieron y el surgimiento del mono-imperio, la gente con dinero para viajar puede conectarse a Internet, encontrar las ofertas más baratas y más atractivas y, alegremente ignorantes, aparecer de repente en lugares lejanos. Antiguos lugares sagrados o campos de exterminio se han convertido, de forma estrafalaria o macabra, en parques temáticos, o se vuelven peligrosos después de que los turistas y los trabajadores de las ONG sean secuestrados o asesinados. El turismo del tipo “nuevo lugar cada año”, está desprovisto de cualquier sentido de investigación y logro. ¿Pero a quién le importa? Cuando los modelos de negocio privatizados aplicados en la educación se extienden para cuantificarlo todo, no es necesario aprender o experimentar nada nuevo o desafiante. Sólo tienes que tachar los lugares de tu lista y obtener esa foto con tu cara tapando una buena parte de la Esfinge de Giza. Lo que no debes hacer es emular a Claude Levi-Strauss quien entendió que, “Lo primero que vemos cuando viajamos alrededor del mundo es nuestra propia porquería, arrojada a la faz de la humanidad”. Es aleccionador releer Tristes Trópicos (1955) ahora que viajar es sólo otro artículo de consumo masivo. “Cuando el espectro o arco iris de las culturas humanas se haya sumido finalmente en el vacío creado por nuestro frenesí; mientras sigamos existiendo y haya un mundo, ese tenue arco que nos une a lo inaccesible permanecerá, para mostrarnos el curso opuesto al que conduce a la esclavitud; el hombre puede ser incapaz de seguirlo, pero su contemplación le otorga el único privilegio a través del cual puede dignificarse...”. Estas palabras son especialmente dolorosas cuando toda nuestra basura, todos los rastros químicos del turismo de masas, los océanos asfixiados con botellas de plástico y la extinción de especies galopantes, está amenazando al planeta entero. El turismo es inseparable de la vivienda, la educación, la salud, y las cuestiones sociales, medioambientales, raciales, el empleo y la explotación. O lo que es lo mismo, capitalismo neoliberal. Y aquí es donde reside el verdadero “problema turístico”.

es editor de Sin Permiso, presidente de la Red Renta Básica y profesor de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Barcelona. Es miembro del comité científico de ATTAC. Sus últimos libros son, en colaboración con Jordi Arcarons y Lluís Torrens, "Renta Básica Incondicional. Una propuesta de financiación racional y justa" (Serbal, 2017) y, en colaboración con Julie Wark, "Against Charity" (Counterpunch, 2018).
es autora del “Manifiesto de derechos humanos” (Barataria, 2011) y miembro del Consejo Editorial de Sin Permiso. En enero de 2018 se publicó su último libro, “Against Charity” (Counterpunch, 2018), en colaboración con Daniel Raventós.

Fuente:

Counterpunch, vol. 25 núm 5

Traducción:

Sara Suárez Gonzalo

XI SEMANA DE POESÍA SALVAXE, Ferrol (Galiza)

XI SEMANA DE POESÍA SALVAXE, Ferrol (Galiza)

De novo as rúas e prazas da CIDADE dos Guindastres en Eixtinzón, sera desdobrada, voada, e como unha Rosa dos Ventos, poñerá nome a todas as derrotas. Os días 25, 26, 27 r 28 de Avril, o noso mes das Barricadas en Flor, terá lugar a cita desta XI SEMANA, e queremos que sexa unha autentica festa da PALABRA ENCARNADA, DA RESISTENCIA E DA RISA, unha celebración da UTOPÍA, a CONQUISTA DE CADA DÍA FEITO A man E COMPARTIDO por medio da Poesía, o único que nos vacuna e fainos inmunes á MEZQUINDADE E MISERIA DO PODER. Saúde 

 

XI SEMANA DE POESÍA SALVAXE-FERROL-GALIZA

 

Cartel feito por noso querido e apreciado amigo, Jorge


DÍA 24, Martes, Comunicado á PRENSA, PROGRAMA COMPLETO DA ONCE SEMANA DE POESÍA SALVAXE, FERROL  (Sempre Provisional)

(Os Días 25, 26, 27 e 28 de Avril 2018)

 

DIA 25, MERCORES,

                         As 18h.Proclama POÉTICO-POLÍTICA

                                       Guillermo Ferrandez, Victor M. Diez,

                                       Karlotti e Xurxo Souto rematando con                                             recital de poetas locais no  Kiosko da                                               Música, Cantón De Molins

 

                         Aa 20h. no TEATRO JOFRE, Gran Recital Poético a                                        cargo  das poetas: IOLANDA ZUÑIGA,

                                      MARIA DO CEBREIRO, JUDIT FERNANDES,

                                      EVA VEIGA e ESTÍBALIZ ESPINOSA,

                                      cosidas por EUGENIA SANMARTÍN                                                  arropadas  polo resto de poetas                                                      participantes LEMBRAREMOS A Revolução                                        dos Cravos, neste 25 do noso Avril das                                            BARRICADAS EN FLOR

 

DÍA 26, XOVES,

                          As 12h. no MERCADO DA MAGDALENA e no

                                       MERCADO DE CARANZA, poesía en           

                                       carne viva. Carlos d´Adra, Victor

                                       M. Diez, Karlotti, ALBA MARIA e SARA

                                       MARCHENA, Cris de la Maza

                                       Ricardo Lado, GRUPO POÉTICO

                                       MORAIMA e ELI ZETA.

 

                         As 19h. no ATENEO FERROLÁN, ROSALIA                                                     FERNANDEZ RIAL, a palabra encarnada,                                         e LOIS PEREZ

                                          

                         As 22h na SALA SUPER 8, CARLOS SANTIAGO, Pia

                                        Sommer   

                                        REGUEIFAS, Karlotti e Guillermo

                                        Ferrandez, e Poética Sesión con @s

                                        poetas invitad@s

 

DÍA 27, VENRES,

                         As 12h, no MERCADO DE RECIMIL,

                                      Carlos d´Adra, REGUEIFAS, Pia Sommer,                                        e todos e todas, Poesía pra facer os días

                                       a man.

                         As 12, 30h Na Praza do Inferniño, MÚSICA IN  

                                      VERS@S, Turnes & Casquero & Ferrández,

                                       Suin Al y BEATRIZ LARÓN

                                       Blues, Manolo Bacalhau

                         As 17h, Mareando os versos na LANCHA DA RIA

                                      Regueifeiras. JUDITE FERNANDES,                                                   Montserrat Villar, MMiguel Neira, Victor                                           M. Diez, Pedro Campos

                                       Cristina de la Maza, Eugenia

                                       San Martin, Fernando Naveiras, Manolo

                                       Bacalhau, Carlos da Adra, DAVID

                                       TRASHUMANTE, AL VIDAL Y CIA, LUCAS

 

                         As 19,30h na SALA TORRENTE BALLESTER, EL

                                       PATIO, Javier Semprún, Eduardo

                                       Fernández Gijón y Borja Semprún                                                              

                        As 23,30, no MANCHITA, SUSO GARCIA EIROÁ   

                                        Improvisación soando insomnes

                                        PIA SUMMER, ITHA K, e EUGENIA  

                                        SANMARTIN, NOVAS

                                        VOCES, Faiscas e verbas frescas                                                                    

DÍA 28, SÁBADO,

                         As 12,30h SESSON VERMUTE  e PECHE DA

                                       XI SEMANA DA POESÍA SALVAXE, na

                                        Fundaçom Artábria

                                        con MARIA DE MALLOU e

                                       LUCÍA ALDAO, MANOLO BACALHAU

                                        DAVID TRASHUMANTE,

                                        VICTOR M. DIEZ

                                        BLUISCERALES                     

                                       (Zapico-Ordás-Cachaldora).

                                    Al Suin e BERTA LARÓN, Quico Cadaval,

                                      Xurxo Souto, Alberte Momán,                                      Fefi Naveiras, Roger de Flor,

                                      Manolo Bacalhau e Cabe Garcia


MURAR O MEDO, por MIA COUTO

MURAR O MEDO, por MIA COUTO

Murar o Medo

O medo foi um dos meus primeiros mestres. Antes de ganhar confiança em celestiais criaturas, aprendi a temer monstros, fantasmas e demônios. Os anjos, quando chegaram, já era para me guardarem. Os anjos atuavam como uma espécie de agentes de segurança privada das almas.

Nem sempre os que me protegiam sabiam da diferença entre sentimento e realidade. Isso acontecia, por exemplo, quando me ensinavam a recear os desconhecidos. Na realidade, a maior parte da violência contra as crianças sempre foi praticada, não por estranhos, mas por parentes e conhecidos. Os fantasmas que serviam na minha infância reproduziam esse velho engano de que estamos mais seguros em ambiente que reconhecemos.

Os meus anjos da guarda tinham a ingenuidade de acreditar que eu estaria mais protegido apenas por não me aventurar para além da fronteira da minha língua, da minha cultura e do meu território. O medo foi, afinal, o mestre que mais me fez desaprender. Quando deixei a minha casa natal, uma invisível mão roubava-me a coragem de viver e a audácia de ser eu mesmo. No horizonte, vislumbravam-se mais muros do que estradas.

Nessa altura algo me sugeria o seguinte: que há, neste mundo, mais medo de coisas más do que coisas más propriamente ditas.

No Moçambique colonial em que nasci e cresci, a narrativa do medo tinha um invejável casting internacional. Os chineses que comiam crianças, os chamados terroristas que lutavam pela independência e um ateu barbudo com um nome alemão. Esses fantasmas tiveram o fim de todos os fantasmas: morreram quando morreu o medo.

Os chineses abriram restaurantes à nossa porta, os ditos terroristas são hoje governantes respeitáveis e Carl Marx, o ateu barbudo, é um simpático avô que não deixou descendência. O preço dessa construção de terror foi, no entanto, trágico para o continente africano. Em nome da luta contra o comunismo, cometeram-se as mais indizíveis barbaridades.

Em nome da segurança mundial, foram colocados e conservados no poder alguns dos ditadores mais sanguinários de toda a história. A mais grave dessa longa herança de intervenção externa é a facilidade com que as elites africanas continuam a culpar os outros pelos seus próprios fracassos.

A Guerra Fria esfriou, mas o maniqueísmo que a sustinha não desarmou, inventando rapidamente outras geografias do medo: a Oriente e a Ocidente e, por que se trata de entidades demoníacas, não bastam os seculares meios de governação. Precisamos de intervenção com legitimidade divina.

O que era ideologia passou a ser crença. O que era política, tornou-se religião. O que era religião, passou a ser estratégia de poder.

Para fabricar armas, é preciso fabricar inimigos. Para produzir inimigos, é imperioso sustentar fantasmas.

A manutenção desse alvoroço requer um dispendioso aparato e um batalhão de especialistas que, em segredo, tomam decisões em nosso nome. Eis o que nos dizem: para superarmos as ameaças domésticas, precisamos de mais polícia, mais prisões, mais segurança privada e menos privacidade. Para enfrentarmos as ameaças globais, precisamos de mais exércitos, mais serviços secretos e a suspensão temporária da nossa cidadania.

Todos sabemos que o caminho verdadeiro tem que ser outro. Todos sabemos que esse outro caminho poderia começar, por exemplo, pelo desejo de conhecermos melhor esses que, de um e de outro lado, aprendemos a chamar de “eles”. Aos adversários políticos e militares juntam-se agora o clima, a demografia e as epidemias. O sentimento que se criou é o seguinte: a realidade é perigosa, a natureza é traiçoeira e a humanidade, imprevisível.

Vivemos como cidadãos, e como espécie, em permanente situação de emergência. Como em qualquer outro estado de sítio, as liberdades individuais devem ser contidas, a privacidade pode ser invadida e a racionalidade deve ser suspensa. Todas essas restrições servem para que não sejam feitas perguntas, como por exemplo, estas: por que motivo a crise financeira não atingiu a indústria do armamento? Por que motivo se gastou, apenas no ano passado, um trilhão e meio de dólares em armamento militar? Por que razão os que hoje tentam proteger os civis na Líbia são exatamente os que mais armas venderam ao regime do coronel Kadafi? Por que motivo se realizam mais seminários sobre segurança do que sobre justiça? Se queremos resolver e não apenas discutir a segurança mundial, teremos que enfrentar ameaças bem reais e urgentes.

Há uma arma de destruição massiva que está sendo usada todos os dias, em todo o mundo, sem que seja preciso o pretexto da guerra.

Essa arma chama-se fome.

Em pleno século XXI, um em cada seis seres humanos passa fome. O custo para superar a fome mundial seria uma fração muito pequena do que se gasta em armamento. A fome será, sem dúvida, a maior causa de insegurança do nosso tempo.

Mencionarei ainda uma outra silenciada violência: em todo o mundo, uma em cada três mulheres foi -- ou será -- vítima de violência física ou sexual durante o seu tempo de vida. É verdade que, sobre uma grande parte do nosso planeta, pesa uma condenação antecipada pelo fato simples de serem mulheres.

A nossa indignação, porém, é bem menor que o medo. Sem darmos conta, fomos convertidos em soldados de um exército sem nome e, como militares sem farda, deixamos de questionar. Deixamos de fazer perguntas e discutir razões. As questões de ética são esquecidas, porque está provada a barbaridade dos outros e, porque estamos em guerra, não temos que fazer prova de coerência, nem de ética nem de legalidade.

É sintomático que a única construção humana que pode ser vista do espaço seja uma muralha. A Grande Muralha foi erguida para proteger a China das guerras e das invasões. A Muralha não evitou conflitos nem parou os invasores. Possivelmente morreram mais chineses construindo a muralha do que vítimas das invasões que realmente aconteceram. Diz-se que alguns trabalhadores que morreram foram emparedados na sua própria construção.

Esses corpos convertidos em muro e pedra são uma metáfora do quanto o medo nos pode aprisionar.

Há muros que separam nações, há muros que dividem pobres e ricos, mas não há hoje, no mundo um muro, que separe os que têm medo dos que não têm medo. Sob as mesmas nuvens cinzentas vivemos todos nós, do sul e do norte, do ocidente e do oriente. Citarei Eduardo Galiano acerca disto, que é o medo global, e dizer:

"Os que trabalham têm medo de perder o trabalho; os que não trabalham têm medo de nunca encontrar trabalho; quando não têm medo da fome têm medo da comida; os civis têm medo dos militares; os militares têm medo da falta de armas e as armas têm medo da falta de guerras.

E, se calhar, acrescento agora eu: há quem tenha medo que o medo acabe.

Muito obrigado.


publicado em 19 de Fevereiro de 2014, 07:18

Del otro lado de la huelga del 8 M: Visualizando la interrupción social desde el feminismo, Cristina Vega

Articulo sacado de SINPERMISO

Del otro lado de la huelga del 8 M: Visualizando la interrupción social desde el feminismo

Cristina Vega

 

Muchas de las llamadas “huelgas generales” no han sido tales, hoy podemos entender su parcialidad. De igual modo, muchas de las huelgas que se han dado en el mundo no han entrado en el canon al no ser suficientemente inteligibles respecto del paradigma de la huelga productiva. Pero ahí no acaba todo. Si revisáramos la historia de las huelgas veríamos desvanecerse peligrosamente el imaginario que con frecuencia las rodea: un aguerrido grupo de varones parando la producción en el espacio de trabajo para obtener mejores salarios y condiciones de trabajo. Como han recordado Asad Haider y Salar Mohandesi (2015)[1], muchas huelgas se articularon en torno a elementos que rodeaban la vida de la clase trabajadora que no concernían directamente a la producción; aspectos como la salubridad, la vivienda, la carestía y falta de acceso a los alimentos, y aún a otros como la seguridad frente a la violencia sexual, las garantías de aborto y embarazo, el acceso a la salud, la posibilidad de lactar, la dignidad de quienes no son reconocidos como “trabajadores”, el salario para el trabajo doméstico, las amenazas bélicas o el acceso al espacio o a infraestructuras claves como una carretera o el tendido de agua han ocupado un lugar significativo en las movilizaciones de la clase obrera.

Todas estas cuestiones han articulado incontables huelgas, más de las que imaginamos. Podemos seguir con los cuestionamientos. Buena parte de los paros no se han producido en los espacios laborales sino por fuera, en los barrios, en las calles de las ciudades o por las carreteras que unen comunidades. Y aún muchos más no fueron protagonizados por empleados, es decir, mujeres y hombres asalariados, sino por sus parejas, sus hijos y en general sus vecinos y aliados. En muchos lugares, dada la marginalidad del mundo salarial, los perfiles del paro se desdibujan o se entremezclan con tomas, levantamientos y acciones que muchos no considerarían huelgas en un sentido estricto. Todo esto, para muchos, se aleja de lo que moviliza auténticamente una huelga: el trabajo, pero es justamente el trabajo, el que se halla bajo el mando capitalista, y todo lo que lo atraviesa lo que está siendo seriamente reconsiderado.

Sin duda, una mirada atenta sobre la huelga arroja incontables novedades que nos pueden ayudar a dimensionar lo que hoy plantean y organizan algunos feminismos en distintas partes del mundo: una escalada de las luchas de reproducción que nos aproxime a una huelga auténticamente general. De momento, la escalada interpela a quienes han habitado los márgenes de las huelgas productivas: las mujeres, mujeres no asalariadas o precariamente asalariadas, mujeres que han asumido mayoritariamente los trabajos de sostenimiento y cuidado. Pero la cosa podría ir mucho más allá… niñas y niños, jubilados, agricultores familiares o de subsistencia, estudiantes, desempleados, población sin salario, sectores “improductivos”, autónomos semidependientes… ese inmenso mundo que está por fuera o en los bordes de la vida con salario pero cuya existencia depende del ingreso, de las condiciones en las que se produce y se expropia el territorio, el entorno y los medios de vida.

Aproximémonos entonces brevemente, en términos visuales, a cinco huelgas (poniendo lo de huelga un poco entre paréntesis) para ver qué arroja esta mirada.

En Between Babies and Banners: Story of the Emergency Brigade (1979)[2], Lorraine Gray recoge la experiencia femenina en la célebre huelga que se libró en la factoría de Flint en Michigan a finales de 1936 y comienzos de 1937. Las demandas tenían que ver con la intensificación de la producción, la regulación de la jornada y el salario y la represión sindical. Un clásico que los relatos de las mujeres permite comprender bajo un nuevo prisma. Su participación fue reseñable a pesar de que se trataba en su mayoría de amas de casa y esposas de los obreros de esta enorme ciudad de la  General Motors. El encierro de los varones en la mítica planta 4 de la Chévrolet contrasta con el ir y venir de las mujeres. Muchas asumieron el aprovisionamiento y la cocina, tan necesaria para la supervivencia de la huelga, y otras, como Gerona Dollinger, la resistieron: “Hay muchos hombres flacuchos que no son capaces de pararse firmes, marchar e ir hacia los piquetes y pueden pelar papas tan bien como nosotras”[3]. Estas esposas de obreros se pusieron al frente de la estrategia política y de la autodefensa física de la planta a través de la Women’s Auxiliary Brigade. Sus hijos e hijas se socializaron en la huelga, en los comedores, las cocinas y las líneas del piquete durante más de un mes, mientras que las mujeres quebraban una y otra vez a la policía con sus interpelaciones femeninas y enardecían a la población con sus propuestas y su creatividad.

Piquete de mujeres, niñas y niños en la huelga de Flint

Al igual que otras huelga industriales, ésta revelaba un universo rico que desordenaba lo que con tanto esmero la línea y el hogar obrero aún estaba tratando de homogeneizar, escindir, disciplinar y moralizar. La fábrica, la calle, la cocina, los comercios, las asambleas, la comunidad… todo se amarraba según iba avanzando el conflicto y las mujeres iban llamando a más y más actores a escena. Gerona cuenta que cuando vencieron, disparando la sindicalización y el conflicto más allá de los confines de Flint, los hombres les dijeron que era tiempo de volver a casa, que durante todo ese tiempo se había apilado la ropa. Muchas regresaron, pero nunca se quitaron sus boinas rojas, y siguieron vinculadas al sindicato. La huella que dejó el otro lado de la huelga quedó sembrada, al igual que la capacidad de pensar la acción en términos de toda una comunidad. La idea de desplazar la reproducción al centro del campo de batalla, como un hacer conjunto y de otro modo, ha estado presente en no pocos conflictos laborales. Quizás no sea tan común en los relatos o no forme parte de los archivos, pero es, sin duda, parte de un acumulado histórico femenino.

La segunda huelga no es menos reveladora y también existe un documento visual que la recoge: Les Prostitués de Lyon parlent, de Carole Roussopoulos[4]. En 1975, las prostitutas de Lyon abandonan el trabajo y ocupan la iglesia de Saint-Nizier para denunciar el hostigamiento policial, las extorsiones, los abusivos requerimientos fiscales, el encarcelamiento y la estigmatización social[5]. Poco antes de esta acción, tres compañeras habían sido asesinadas. La toma se produce tras varios amagos de movilización y cuenta con el apoyo previo de los jóvenes católicos (el Nid) y, después de las feministas. Más de cien mujeres, a nombre de María Magdalena, la mujer que ungió los piés de Jesucristo, se apoderan de la iglesia; el cura se niega a expulsarlas y el gesto es replicado en otras ciudades. A juzgar por las imágenes de los exteriores, su presencia se convierte en algo verdaderamente inaudito para una sociedad que súbitamente las visualiza y, más importante aún, las escucha por los altavoces denunciando sus condiciones de trabajo, las extorsiones a las que se ven sometidas y los efectos que todo esto tiene sobre ellas y sus criaturas: “Nuestros hijos no quieren ver cómo sus madres son encarceladas”.

Huelga y ocupación de la iglesia de Saint-Nizier

El derecho a la ciudad y a la calle, a ver y ser vistas, a encerrarse y demostrar que salir equivalía a ser arrestadas se convirtió en un modo de explicar públicamente la vida de un grupo previamente cohesionado a causa de la represión. Carecían hasta la fecha de experiencia en este tipo de acciones, así como de práctica de interlocución con las autoridades civiles y religiosas. Tras esta parada con encierro, que en Lyon duró una semana, se cancelaron varias sentencias de prisión y se relajó por un tiempo la represión.

Es difícil medir el impacto de la huelga, tanto para las prostitutas como para el imaginario social dominante, pero lo cierto es que la toma de la palabra y la aparición pública de estos cuerpos, entreverados con los cuerpos y lenguajes de sus aliadas, descolocó los lugares habituales de las mujeres, cuya actividad y condición parecía totalmente ajena al mundo del trabajo, al funcionamiento regular de la sociedad, a las gentes de bien y al común de las mujeres oprimidas reclamadas por el feminismo. Evidentemente, el paro y los reclamos respaldado por sectores abolicionistas tenían que ver con el desempeño en una actividad considerada como no trabajo, como trabajo informal (por servicio) y como algo impropio (pero útil). Sin duda, el componente de dignificación resultaba en un aspecto crucial; parar fue en este caso hacerse ver/oir, salir a la superficie. Aunque el comercio de calle, el trabajo doméstico o el reciclaje no resulten equivalentes, comparten con la prostitución algunos elementos que tornan extraña la huelga; al fin y al cabo, ¿qué se “gana” parando?, ¿qué se interrumpe?, ¿qué se reclama exactamente? ¿Cómo así la huelga cuando el ingreso es al día?

La tercera huelga también tuvo lugar en la década de los 30, en esta ocasión en Ecuador; ahí estaban Dolores Cacuango y Tránsito Amaguaña. Las imágenes que se han conservado de ellas nos ayudan a estimar su porte y valentía[6]. Estas mujeres indígenas encabezaron el levantamiento de la comunidad huasipunguera de Cayambe previo a la formación de la Federación Ecuatoriana de Indios en 1944. Dos importantes huelgas se sucedieron en 1930 y 1931 en las haciendas de Pesillo, La Chimba, Moyurco y San Pablo Urco. La situación de servidumbre por deudas es conocida, semejante a la que se da en otras regiones. Algo singular de estas huelgas fue la dirigencia y el protagonismo femeninos. Además de hablar de demandas laborales, antes incluso de que cobrara forma el llamado a la reforma agraria, las mujeres interpretaron la dominación en un sentido complejo movilizando elementos que tocaban la reproducción y la sexualidad bajo el régimen gamonal.

Huelga en Cayambe 1930

En primer lugar se reclamó la remuneración de las mujeres, cuyo trabajo no contaba. Segundo, se formuló la negativa a prestar servicios personales por parte de mujeres y niños en la casa hacienda; esto equivalía a una obligación natural, tan natural como el ser conminadas a amamantar a los bebés de los hacendados a costa de la vida de los propios, como se narra en Huasipungo, la estremecedora novela de Jorge Icaza. El pliego que acompañó la huelga recogía también el rechazo a la obligación sexual de las mujeres respecto a los patrones, la violaciones sistemáticas, así como el derecho ritualizado de éstos a usarlas sexualmente antes que el marido. De igual modo hablaron de la destrucción de sus viviendas y animales, de todo aquello que permitía su precaria reproducción, siempre sujeta a la deuda, al gobierno discrecional de los capataces y a los escuadrones del ejército. Una de las demandas de la huelga en Pesillo era que se abriera una escuela en Pucará. Las alianzas con la izquierda urbana mestiza, particularmente entre mujeres y feministas, Dolores junto a Nela Martínez y Maria Luisa Gómez de la Torre, posibilitaron en la década de 1940 la creación de las escuelas bilingües. Como en la huelga de Flint, las mujeres atendieron esta cuestión y en general el bienestar de las mujeres alentando sus capacidades de participación social y política y las de las nuevas generaciones a través de escuelas de formación. “No sólo luchamos por la tierra y un buen trato”, dijo Tránsito en una ocasión. Huelga, fuga, levantamiento, asalto a la casa hacienda, marchas… En palabras de Dolores, “Todito se ha luchado”, y todito dio forma a una concepción de la lucha que situaba en el centro la reproducción social y cultural.

Las huelgas de sexo, la cuarta experiencia, han sido muy importantes en Africa, pero también se han librado en otros lugares del planeta, tanto contra regímenes autoritarios, a favor de las libertades civiles y políticas o contra la guerra, como para garantizar el sostén frente a la extracción. Una de las más destacadas es la que protagonizaron las “mujeres del mercado” en Liberia en 2003. Pray the Devil Back to Hell (2009), de Gini Reticker y Abigaile Disney[7], narra la historia de estas mujeres y de Leymah Gbowee, del Women’s Peace Building Movement, premio Nobel de la Paz en 2011. Cuenta Gbowee que tuvo un sueño, y ese sueño era la paz para Liberia tras varios golpes militares, regímenes autoritarios, militarización generalizada y dos guerras civiles hechas de enfrentamientos tribales originados en la formación misma de esta nación. Para ella, “las mujeres del mercado” estaban llamadas a movilizarse desde las iglesias cristianas uniéndose a las musulmanas; primero porque conocían a los combatientes, pero también porque eran muchas, se movían constantemente de un lado para otro con la mercadería, incluso transportando armas en sus fardos. Sabían cuándo venía la guerra y cómo iba a ser el enfrentamiento; sabían lo que costaba ganarse el pan y correr por sus vidas, conocían lo que era sufrir la violación de sus hijas y ver a sus hijos armados, y estaban hartas de la situación. Estas trabajadoras, explica Gbowee, podían mejor que nadie reunir el valor de parar todo aquello con el fin de custodiar un futuro mejor. Las mujeres vistieron camisetas blancas en nombre de la paz y lanzaron una huelga de sexo que interpelaba directamente a los hombres, a los armados pero también a los que se mantenían en silencio, al tiempo que apuntaba al gobierno y a los señores de la guerra.

Acción rural en Bong County

El paro de sexo subrayaba la potencia y vulnerabilidad del cuerpo, su capacidad para producir placer, dolor, procreación, resguardo, deseo. Su efectividad no siempre resulta, pero su fuerza simbólica es enorme. Al fin y cabo, si el cuerpo de las mujeres se detiene es que algo anda realmente mal. Claro que sus cuerpos no se detuvieron; enfrentaron directamente al sanguinario presidente, Charles Taylor, y se interpusieron a la salida de delegados de las conversaciones de paz en Gana. Cuando las quisieron expulsar físicamente ellas amenazaron con la peor de las maldiciones: enfrentar el cuerpo desnudo de la madre o la mujer mayor (equivalente a la propia madre), que en un gesto deliberado se queda al descubierto; los hombres no pueden salir indemnes. Varios atropellos contra mujeres en lucha en varios lugares en Africa, de forma notable en Nigeria en la década de 1980, han desencadenado este irreversible gesto. La rabia extrema al ser pisoteadas en su dignidad expone la vulnerabilidad de su poderosa corporalidad. La abominación se vuelve contra quien la suscita, que en su acto de abuso revela su cobardía y bajeza moral, quedando así profundamente debilitado. Tal y como recuerda Gbowee, ese es el mayor dolor que puede sentir una mujer, y cuando algo así ocurre, cuando la vulneración es de tal magnitud que desencadena la maldición, el efecto es que todos los presentes se vuelven hacia sí y se preguntan… pero, ¿qué he hecho?, ¿cómo he podido (hemos podido) llegar hasta aquí?

Tanto la lucha contra regímenes corruptos y violentos como, de forma simultánea, la lucha contra la precarización de la existencia han llevado a muchas mujeres a llamar a huelgas de sexo (en algunos casos tejidas con las prostitutas). En 2011, la comunidad afrodescendiente de Barbacoas en Colombia protagonizó un caso revelador para América Latina. La capacidad de dirigirse directamente a los hombres con este llamado, además de a los Estados, provocando diálogos públicos y privados inusuales ha sido una potente herramienta.

Me gustaría terminar recuperando una última huelga, que es ya un clásico para las luchas feministas: la que tuvo lugar en Islandia el 24 de octubre de 1975, un día entero en el que el 90% de las mujeres no fueron al trabajo, no hicieron la compra, ni llevaron a los niños al colegio, ni prepararon la cena, ni arreglaron la casa, ni atendieron a nadie y salieron juntas a la calle para reunirse en un evento político del que tenemos algunas imágenes y un documento visual, Women in Red Stockings, dirigido por Kristín Einarsdóttir en 2009[8]. No se convocó oficialmente como una huelga, sino como “un día libre”.

Sus protagonistas explican el efecto que tuvo en ellas los movimientos y acciones feministas que se extendían con el inicio de la segunda ola y mencionan de manera especial a las Redstockings del Movimiento por la Liberación de las Mujeres de finales de la década de 1960 en Estados Unidos, feministas radicales que encabezaron novedosas acciones y teatros callejeros, además de grupos de autoconciencia, en los que denunciaban la situación de las mujeres que abortaban, el uso comercial del cuerpo femenino y la supremacía masculina en el trabajo y en todo lado. Esto inspiró a las islandesas, que marcharon juntas en el primero de mayo portando una gigantesca venus bajo la mirada reprobatoria de sus compañeros, que interpretaron la figura como una burla y trataron de expulsarlas. En poco tiempo las Redstockings islandesas se expandieron reclamando escuelas infantiles, organizando publicaciones, haciendo teatro, denunciando las desigualdades salariales, organizando festivales en poblaciones remotas, visibilizando el lesbianismo, defendiendo el derecho sobre el propio cuerpo o rechazando las tareas domésticas. Las acciones burlonas, como la crucifixión de un ama de casa en un árbol navideño o la aparición de una vaca con banda en un concurso de belleza, causaron revuelo, al igual que la idea de una huelga. Bien, dijeron, si ésta causa temor entre las mujeres… convoquemos a un día libre.

El día libre islandés

Y el día libre llegó y con él una enorme parada, canciones, discursos y una gran marcha que reunió en Reikievic a mujeres de distintas edades y condiciones. Muchas empresas no pudieron sacar el trabajo adelante y los colegios cerraron puesto que las profesoras eran mayoritariamente mujeres, al igual que sucedió con los comercios y las fábricas de procesamiento de pescado. Algunos hombres llevaron a hijos al trabajo y muchas mujeres, como muestra la fotografía, fueron con sus hijas e hijos a la marcha. La hostilidad y el apoyo recibido en las acciones de las Redstockings también se dieron en la huelga. Algunas activistas dicen que los hombres estaban entre perplejos y divertidos, no enfadados. Algunos no pudieron impedir que las compañeras salieran ante el riesgo de quedar mal, y otros arremetieron contra los que se habían quedado en casa. “Pero, ¿cómo dejas que tu mujer se ponga a gritar de ese modo desde la tarima? Yo nunca permitiría eso a mi mujer”… “Ya… es que mi mujer jamás se casaría con un tipo como tú”.

Parece difícil imaginar algo así sin las Redstockings y la desafiante energía acumulada. La cosa iba mucho más allá de la equiparación salarial o del reparto doméstico; al visibilizar a las mujeres juntas en la plaza se cuestionaba su lugar y el de los hombres en la sociedad, al tiempo que se desplegaba un cotidiano alegre y trastocado. La huelga duró un único día, pero sus efectos fueron importantes, tanto en las disputas políticas del país como, nuevamente, en las que se desarrollan en cada casa. Tras ésta y otras acciones se produjeron cambios legislativos, especialmente en lo concerniente a los cuidados, y al igual que en Liberia con las mujeres de los mercados, se eligió a una presidenta. Una plataforma política femenina, Alianza de Mujeres, entró en escena y con ella, como comentan algunas activistas, la conversación se desplazó hacia terrenos más convencionales. Como sucede cuando se institucionaliza el vigor y la creatividad social, se adoptaron nuevos lenguajes, y los balances no siempre resultan coincidentes.

¿Qué nos dicen entonces estas cinco huelgas para el presente? ¿Qué se ve desde el otro lado de la huelga? Son muchos los aprendizajes de éstas y otras mil huelgas inusuales solo en apariencia, pero yo destacaría al menos cuatro reflexiones.

La primera es que la huelga pone de relieve la imbricación de lo que denominamos “productivo” y “reproductivo”; la interrupción revela lo impostergable –alimentarse, descansar, resguardar…-, que cuando se pone en el centro, en lugar de ser un freno, es la potencia misma de la acción, que ya no es de unos cuantos sino de todo el conjunto. Las mujeres, desde sus “no lugares”, han entendido este carácter comunitario de la huelga y han desbordado los marcos que han reconducido el conflicto. Hemos vislumbrado, siquiera por un tiempo, lo que significa poner la reproducción en el centro, la huelga general como huelga comunitaria y la capacidad política de los “dependientes” e “improductivos” contra el sistema que los vuelve en tales. Desocupar el lugar asignado significa ocuparse nuevamente junto con el resto desplazando la jerarquía entre lo importante y lo secundario.

Como segunda reflexión se puede señalar la riqueza de los conflictos reproductivos. Estos han llamado la atención sobre la violencia y la integridad del cuerpo, la extracción natural y humana, la sexualidad y la libre capacidad de procrear, la educación y el valor de la voz de las desheredadas, las alianzas fuera de lo común y la posibilidad de re-simbolizar lo femenino, lo masculino y lo múltiple. Estas y otras huelgas hablan a distintos niveles, pudiendo conectar la cama, la casa, la plaza, la cocina, la vereda, lo rural y lo urbano, el puesto de trabajo, la carretera, el mercado, la chacra, la escuela… todo se rehilvana, todo aparece interconectado, todo cuenta. Interrogar la intimidad pública, de abajo a arriba, ha sido un aporte fundamental.

En tercer lugar es importante entender el uso que se ha hecho del cuerpo, que en una hermosa paradoja delata la fragilidad, desprotección e interdependencia, los límites éticos y el aliento que lo habita. Revertir silencio e invisibilidad, abyección y abuso, clasificación racial y sexual, exponiendo la integridad encarnada ha sido un elemento novedoso. El cuerpo ha señalado un límite parando y con él ha revelado todo aquello que lo sostiene. Como enseñan los feminismos indígenas, no vale pelear por el territorio, si el primer territorio que es el cuerpo resulta atropellado.

Finalmente, los trabajos y la huelga. Detenerse, desactivar, desplazar, fugarse y llevarse, interrumpir y obstruir. En muchos trabajos esto carece de sentido y por eso muchas feministas han visto en la huelga una herramienta sesgada o propia de ciertos sectores[9]. La huelga no es siempre el mejor instrumento, la huelga no siempre viene sola y la huelga no habla a todo el mundo por igual. La huelga no es un momento, tiene sus propios preámbulos y es acompañada por distintos elementos. La pregunta “¿cuál es tu huelga?” se aproxima al problema, pero no acaba de resolverlo. El “día libre” movilizó a las islandesas, detener el sexo agitó a las colombianas de Barbacoa y a las keniatas que peleaban contra la deforestación y el monocultivo, reclamar la calle animó a las vendedoras minoristas a hacer huelgas de hambre en Bolivia.... Lejos de hacer de la huelga un fetiche es preciso interrogar la desafiliación respecto a la repetición de orden injusto, pero también la apropiación de las condiciones globales de vida. Lo que se ve del otro lado de la huelga social no remite a un modelo único, el de la producción asalariada, sino a una enorme capacidad para mover y apropiar la reproducción bajo lógicas no capitalista.

Notas:


[1] “Making a living”, Viewpoint Magazine. En:https://www.viewpointmag.com/2015/10/28/making-a-living/

[2] https://www.youtube.com/watch?v=pa75V-tdBko. Adviértase que esta película no forma parte de muchos de los archivos históricos “oficiales” acerca de la huelga.

[3] Susan Rosenthal recoge las experiencias de Dollinger en una fantástica entrevista, “Striking Flint”, realizada en 1995. En:https://www.marxists.org/history/etol/newspape/amersocialist/genora.htm

[5] Mathieu Lilian Monsieur (2001) “An unlikely mobilization : the occupation of Saint-Nizier church by the prostitutes of Lyon”, Revue française de sociologie,  42-1. pp. 107-131.

[6] https://www.youtube.com/watch?v=_gRbrjYoQA0. Entrevista a Dolores Cacuango, Rolf Blomberg, 1969.

[9] Esto fue recientemente señalado por algunas compañeras: http://glefas.org/algunas-reflexiones-sobre-metodologias-feministas/

 

Integrante de la revista feminista ecuatoriana Flor del Guanto. Profesora Investigadora del Departamento de Sociología y Género, FLACSO-Ecuador.

Mujeres Combatientes en los días de la Gran Revolución de Octubre, por Alexandra Kollontai

Mujeres Combatientes en los días de la Gran Revolución de Octubre

A 100 AÑOS DE LA REVOLUCIÓN RUSA

Mujeres Combatientes en los días de la Gran Revolución de Octubre

La revolucionaria rusa Alexandra Kollontai nos relata sobre algunas de las cientos de miles de mujeres que participaron en puestos destacados en la Revolución Rusa de 1917.

Por Alexandra Kollontai*

Las mujeres que tomaron parte en la Gran Revolución de Octubre –¿quiénes fueron? ¿Individuos aislados? No, fueron muchísimas, decenas, cientos de miles de heroínas sin nombre quienes, marchando codo a codo con los trabajadores y los campesinos detrás de la bandera roja y la consigna de los Soviets, pasaron sobre las ruinas de la teocracia zarista hacia un nuevo futuro...

Si se mira hacia atrás en el pasado, se las puede ver, estas masas de heroínas sin nombre a quienes Octubre encontró viviendo en ciudades famélicas, en pueblos empobrecidos saqueados por la guerra… Una bufanda sobre sus cabezas (muy raramente, todavía, un pañuelo rojo), una pollera gastada, una chaqueta remendada de invierno...

Jóvenes y ancianas, trabajadoras, campesinas esposas de soldados y amas de casa de la ciudad pobre. Más raramente, mucho más raramente en esos días, mujeres oficinistas y profesionales, mujeres cultas y educadas. Pero también había mujeres de la intelligentsia entre aquellas que llevaron la bandera roja hacia la victoria de Octubre –maestras, empleadas de oficina, jóvenes estudiantes de secundarios y universidades, doctoras. Ellas marcharon animadas y desinteresadamente, con un propósito. Iban donde fueran enviadas. ¿Al frente? Se ponían una gorra de soldado y se transformaban en combatientes del Ejército Rojo [1]. Si se ponían una banda roja en el brazo, entonces se precipitaban hacia los puestos de primeros auxilios para ayudar al frente Rojo contra Kerensky [2] en Gatchina [3]. Ellas trabajaron en las comunicaciones del ejército. Trabajaban animadamente, llenas del convencimiento de que algo crucial estaba ocurriendo, y de que todas somos pequeños engranajes en la gran maquinaria de la revolución.

En los pueblos, las campesinas (cuyos esposos habían sido enviados al frente) tomaron las tierras de los terratenientes y persiguieron a la aristocracia fuera de las madrigueras que habían ocupado durante siglos.

Cuando se rememoran los hechos de Octubre, no se ven rostros individuales sino masas. Masas sin número como olas de humanidad. Pero dondequiera que se mire se ven hombres -en reuniones, agrupaciones, manifestaciones... [4]

Todavía no están seguros de qué es exactamente lo que quieren, qué procuran, pero saben una cosa: no tolerarán más la guerra. Tampoco quieren más terratenientes ni señores influyentes... En el año de 1917, el gran océano de la humanidad empuja y se balancea, y una gran parte de ese océano está hecho de mujeres.

Algún día el historiador escribirá sobre las hazañas de estas heroínas anónimas de la revolución, que murieron en el frente, que fueron baleadas por los Blancos y soportaron las incontables privaciones de los primeros años después de la revolución, pero que continuaron manteniendo en alto la Bandera Roja del poder del Soviet y el comunismo.

Es ante estas heroínas sin nombre, quienes murieron para lograr una nueva vida para la clase trabajadora durante la Gran Revolución de Octubre, que la joven república se inclina en reconocimiento, mientras su joven pueblo, animoso y entusiasta, se pone a construir las bases del socialismo.

Sin embargo, de este océano de cabezas femeninas con pañoletas y gorros gastados, inevitablemente emergerán las figuras de ésas a quienes el historiador dedicará particular atención cuando, dentro de muchos años, escriba sobre la Gran Revolución de Octubre y su líder Lenin.

La primera figura que se destaca es la de la fiel compañera de Lenin, Nadezhda Konstantinovna Krupskaya [5], llevando su simple vestido gris y siempre proponiéndose permanecer en segundo plano. Ella se escurría sin ser notada en una reunión y se ubicaba detrás de una columna, pero veía y oía todo, observando todo lo que acontecía para poder luego darle un informe detallado a Vladimir Ilyich, añadiendo sus acertados comentarios propios y arrojando luz sobre alguna sensible, pertinente y útil idea.

Nadezhda Konstantinovna Krupskaya

En esos días Nadezhda Konstantinovna no hablaba en las numerosas y tumultuosas asambleas en las que la gente discutía alrededor del gran interrogante: ¿ganarían los Soviets el poder o no? Sin embargo, ella trabajaba incansablemente como la mano derecha de Vladimir Ilyich, a veces haciendo un breve pero informativo comentario en las asambleas del partido. En los momentos de mayores dificultades y peligros, cuando muchos camaradas más fuertes se descorazonaban y sucumbían ante la duda, Nadezhda Konstantinovna siempre permaneció igual, totalmente convencida de la rectitud de la causa y de su certera victoria. Irradiaba una fe inconmovible, este acérrimo espíritu se ocultaba detrás de una modestia poco frecuente, y siempre tenía un efecto esperanzador sobre todo aquel que entrara en contacto con la compañera del gran líder de la Revolución de Octubre. 

Otra figura emerge –la de otra fiel compañera de Vladimir Ilyich, una camarada de armas durante los difíciles años del trabajo clandestino, secretaria del Comité Central del Partido, Yelena Dmitriyevna Stassova [6]. Una clara, intelectual, precisa y excepcional capacidad para el trabajo; una rara habilidad para indicar la persona correcta para el trabajo. Su alta, escultural figura podría ser vista primero en el Soviet del palacio Tavrichesky [7], luego en la casa de Kshesinskaya [8], y finalmente en el Smolny [9] En sus manos ella sostiene un anotador, mientras, a su alrededor, sus camaradas de prensa del frente, obreros, Guardias Rojos, obreras, miembros del partido y de los Soviets, buscan una pronta, clara respuesta u orden.

Yelena Dmitriyevna Stassova

Stassova tenía a cargo la responsabilidad de varios asuntos importantes, pero si un camarada enfrentaba necesidades o angustia en aquellos días tormentosos, ella siempre respondía dando una breve y aparentemente seca frase, pero haciendo ella misma todo lo que pudiera. Estaba sobrepasada de trabajo, y siempre en su puesto. Siempre en su puesto y a la vez nunca esforzándose por destacarse. No le gustaba ser el centro de atención. Sus preocupaciones no eran para con ella misma sino para la causa.

Por la noble y querida causa del comunismo, Yelena Stassova sufrió el exilio y la prisión en las cárceles zaristas, y su salud quedó quebrantada... En el nombre de la causa ella se volvió evasiva, tan dura como el acero. Pero hacia los sufrimientos de sus camaradas, desplegaba una sensibilidad y receptividad que sólo se encuentran en una mujer con un corazón cálido y noble.

Klavdia Nikolayeva era una obrera de orígenes muy humildes. Ella se unió a los bolcheviques tempranamente en 1908, en los años de la reacción, y había soportado el exilio y la prisión... En 1917 regresó a Leningrado y se convirtió en el corazón de la primera revista para las mujeres trabajadoras, Kommunistka. Era todavía joven, llena de fuego e impaciencia. Pero sostuvo la bandera firmemente, y con audacia declaró que las obreras, las esposas de los soldados y las campesinas debían ser atraídas al partido. ¡Mujeres, al trabajo! ¡A la defensa de los Soviets y el comunismo! 

Ella hablaba en las reuniones, aún nerviosa e insegura de sí, pero atraía a otros a seguirla. Era una de aquellas que sostenían sobre sus hombros todas las dificultades que implicaba preparar el camino para la amplia participación masiva de las mujeres en la revolución; una de aquellas que pelearon en dos frentes –para los Soviets y el comunismo, y al mismo tiempo para la emancipación de las mujeres. Los nombres de Klavdia Nikolayeva y Konkordia Samoilova, quién murió de la enfermedad del cólera en su puesto revolucionario en 1921, están ligados en forma indisoluble con los primeros y más difíciles pasos tomados por el movimiento de las mujeres trabajadoras, particularmente en Leningrado. Konkordia Samoilova fue una trabajadora del partido de una generosidad sin paralelos, una magnífica, metódica oradora que sabía cómo ganar los corazones de las trabajadoras. Aquellas que trabajaron a su lado recordarán por mucho tiempo a Konkordia Samoilova. Era simple en sus modales, en su vestimenta, demandante en la ejecución de las decisiones, estricta, tanto consigo misma como con los otros.

Particularmente impactante es la figura de Inessa Armand, quien fue encargada de un trabajo partidario muy importante de preparación de la Revolución de Octubre, y quien desde allí contribuyó con muchas ideas creativas para el trabajo llevado adelante entre las mujeres. Con toda su feminidad y gentileza de modales, Inessa Armand era inamovible en sus convicciones y capaz de defender lo que creía correcto, incluso cuando enfrentaba a grandes oponentes. Luego de la revolución, Inessa Armand se dedicó totalmente a la organización del amplio movimiento de mujeres trabajadoras, y la conferencia de delegadas es su creación.

Un enorme trabajo fue realizado por Varvara Nikolayevna Yakovleva [10] durante los difíciles y decisivos días de la Revolución de Octubre en Moscú. En el campo de batalla de las barricadas ella mostró una resolución digna de un líder de cuartel del partido... Varios camaradas dijeron entonces que su resolución y firme coraje dieron valor a los dubitativos e inspiraron a aquellos que habían perdido esperanzas. “¡Adelante!” –hacia la victoria. 

Mientras se rememora las mujeres que formaron parte de la Gran Revolución de Octubre, más y más nombres y rostros se levantan como por arte de magia de la memoria. ¿Podríamos faltar a honrar hoy la memoria de Vera Slutskaya, quien trabajó desinteresadamente en la preparación de la revolución y fue baleada por los Cosacos en el primer frente Rojo cerca de Petrogrado?

¿Podríamos olvidar a Yevgenia Bosh, con su temperamento apasionado, siempre listo para la batalla? También ella murió en su puesto revolucionario.

¿Podríamos omitir mencionar aquí dos nombres cercanamente conectados con la vida y la actividad de V. I. Lenin –sus dos hermanas y camaradas en armas Anna Ilyinichna Yelizarova [11] y Maria Ilyinichna Ulyanova?

Anna Ilyinichna Yelizarova

... ¿Y la camarada Varya, de los talleres del ferrocarril en Moscú, siempre vivaz, siempre con prisa? ¿Y Fyodorova, la trabajadora textil en Leningrado, con su agradable rostro sonriente y su temeridad cuando acudía a luchar en las barricadas?

Es imposible enumerarlas a todas, ¿y cuántas permanecen sin nombre? Las heroínas de la Revolución de Octubre fueron un ejército completo, y aunque sus nombres puedan ser olvidados, su entrega vive en la misma victoria de esa revolución, en todos los logros y ganancias que ahora disfrutan las mujeres trabajadoras en la Unión Soviética.

Es un hecho claro e incontrovertible que, sin la participación de las mujeres, la Revolución de Octubre no hubiese podido traer la Bandera Roja a la victoria ¡Gloria a las trabajadoras que marcharon bajo esa Divisa Roja durante la Revolución de Octubre! ¡Gloria a la Revolución de Octubre que liberó a las mujeres!

Notas:

* Alexandra Kollontai (1872-1952), intelectual, hija de un general. Miembro del partido socialdemócrata ruso desde 1899, bolchevique primero y menchevique después hasta 1915 en que vuelve a las filas del bolchevismo. Emigra a EE. UU. durante la guerra y retorna a Rusia durante la revolución, ocupando altos puestos de gobierno.

[1] El Ejército Rojo fue creado por el Estado obrero para la defensa de la Revolución.

[2] Kerensky, Alexander (1881-1970): social-revolucionario ruso. Después de la Revolución de Febrero fue Ministro de Justicia, Guerra y Marina y finalmente, jefe del Gobierno Provisional desde julio hasta la Revolución de Octubre. En 1918 huyó al extranjero.

[3] Palacio de Gatchina, al sur de Petrogrado.

[4] Quizás la autora del artículo se refiera a que es más visible y recordada la participación de los hombres en la revolución que la de las mujeres (N. de T.).

[5] Nadezhda Krupskaya: Nació en San Petersburgo en 1869, y mientras cursaba en el Colegio de Mujeres adhirió a un círculo marxista y formó a los obreros en las ideas socialistas. A los 25 años se casó con Lenin. Poco después, fue arrestada por sus actividades revolucionarias y, junto con el dirigente bolchevique, fue enviada al exilio, donde escribió su primer libro, La Mujer Trabajadora. Cuando la revolución se encendió en 1905 regresó a Rusia como secretaria del Comité Central del Partido Bolchevique. En 1914, participó de la redacción del periódico Rabotnitsa(La obrera), y en 1915 integró la delegación rusa a la IIIº Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, organizada por Clara Zetkin, que se pronunció contra la guerra imperialista. Con sus conocimientos sobre educación colaboró en la Revolución Rusa de 1917: apenas tomado el poder, fue nombrada Comisaria de Educación, un cargo equivalente al de ministro. Desde allí promulgó las leyes educativas del nuevo Estado obrero, propició las campañas de alfabetización, puso en pie numerosas instituciones culturales y desarrolló la bibliotecología.

[6] Yelena Dmitriyevna Stassova (1873-1966). Se unió a las filas del partido socialdemócrata ruso en 1898. Como secretaria personal de Lenin, fue exiliada a Liberia entre 1913-1916.

[7] Palacio Taurina, en San Petersburgo.

[8] Matilde Kshesinskaya fue una famosa bailarina amante del último zar. Durante la revolución, las masas insurrectas tomaron su palacio.

[9] El Instituto Smolny era un antiguo colegio aristocrático de señoritas, transformado en centro de operaciones de la insurrección.

[10] Varvara Nikolayevna Yakovleva (1884-1944?) Antigua militante bolchevique, se unió al partido en 1904. Durante la discusión sobre los sindicatos (1920-21) apoyó a Bujarin. En 1923 fue una de las firmantes de la Carta de los 46, en octubre de 1923, apoyando el programa de democratización del partido desarrollado por Trotsky. Luego del Tercer Juicio de Moscú, en 1937, fue sentenciada a 20 años de prisión. Se cree que fue fusilada en 1941 o en 1944.

[11] Anna Ilyinichna Yelizarova: (1864-1935) Miembro del consejo editorial del periódico Rabotnitsa (La obrera).

De regreso, con china al fondo como un mar con el sol en la boca

De regreso, con china al fondo como un mar con el sol en la boca

siempre ligero de equipaje, como lo es la mismísima libertad. Su ejercicio, ser libre, es duro, y hasta pesado a veces, pero lo contrario...

 

 

REALIDAD

 

Hoy me despierto

con ansias de volar.

Observo mi equipaje;

no llevo

lo suficiente de libertad.

 

 

Y HABITE EN UN SUEÑO

 

Bajaba por la Avenida, la luz era tangible, me sostenía a veces, a veces me empapaba de alegría, al fondo el Mar, como una subasta de de vertiginosas y alborozadas promesas. El Mar al fondo, sonaba a fiesta de Orillas, confines sin nombre, inquietante el Mar. Y nada tenia nombre. Era insalvable el camino, la luz, y una música que no escuchaba, solo la veía  a ambos lados de la Avenida. Una radical impotencia me envolvía en la calma mas habitable, que solo la lluvia de marzo con mi infancia en brazos

Me detuve a pesar mío, el aire hacia cosquillas, no avanzaba, pero La Avenida discurre asombrosamente como un río.

Temblaba, temblaba y las hojas de los árboles temblaban, y eran pájaros abandonando las ramas, pájaros y hojas se turnaban en las ramas, y mi temblor era un delicioso cosquilleo, incontenible gozo se apoderó de mi, y me tumbe dócilmente en medio de la Avenida, y los árboles me alcanzaban con sus ramas.

Y era imposible saber si amanecia o atardecía, una brisa deliciosa llevaba y traía la luz, en oleadas que parecían burlarse del Mar.

A mis espaldas, todo sucedía simultáneamente, ardían las montañas, sin que la nieve se derritiera, las llamas alcanzaban proporciones apocalípticas pero las contemplaba con auténtica admiración. Eran criaturas fabulosas, fundiéndose sin fin, una visión dramática y adorable.

Ligero, y con una fuerza que me llenaba de ternura, me deslizaba hacia el Mar.

La melancolía de las ventanas que festoneaban  la Avenida, daban un aspecto inquietante a los niños que jugaban en el alféizar. Eran niños huérfanos, los sabía por sus manos de grandes nudillos, por el modo en que cogian las lagartijas de un color esmeralda extraordinario.

Una enorme pobreza, y un cansancio infinito doblaban las calles adyacentes. Una multitud de voces desembocaba en la Avenida alegrando tristemente a los vendedores, que al pie de los árboles pregonaban ahora sus inútiles mercancías, aunque muy exóticas y de acabados perfectos.

La Avenida se abría ahora al mar más alto que el cielo, y sentí una desbordante felicidad al ver como la multitud que acampaba en los frondosos jardines, se entendían perfectamente hablando muchos idiomas desconocidos.

El sonido de una sirena atravesó taladrando todo, y me di cuenta de que los que parecían dormir, estaban muertos, y a nadie le inquietaba, todo lo contrario, mostraban una amable disposición y evitaban molestar los cadáveres, que por otro lado, permanecían armoniosamente ordenados entre las flores.

Me falto el aire, la luz se volvio más espesa, era sutilmente líquida.

Una angustia insoportable me impelía a detenerme, y cuanto más empeño ponía en ello mas veloz me dirigí hacia un azul de lapislazulis fundidos, amenazador azul salpicado de espuma dorada, que recortaba olas enormes, una galerna que bramaba y solo mis ojos percibían.

Pero el Mar se alejaba de la orilla, y la Avenida se elevaba como una cinta azabache, suavemente.

Muchachas encantadas de verme, o de ir al Mar, revoloteaban, planeaban, ahora rasantes, ahora desplomándose envueltas en risas, desnudas, sagradas, como si estuvieran dedicadas a adornar el cielo, o como oficiantes de una religión sin dioses.

Levanté la vista y un primoroso huerto alborozado recibió mis pasos muy amable, en una esquina bajo una frondosa parra, pámpanos preñados de racimos y un olor a mosto delicioso, reconocí a Oroza, a Walser, de pie y ausente, Pavese, y sentados en una piedras talladas por el viento en un lugar lejano, Cortazar y Blake, y entre una mata de pimientos recién pulidos, el bueno de Hazlitt.

Alegre por reconocerles, y al tiempo temeroso por si se les ocurria invitarme a beber el vino que vibraba sobre la mesa. No parecían reconocerme. Y pase tan feliz de largo.

Y el Mar, Ahí, de piedra, una enorme esmeralda meciéndose sobre un horizonte incandescente.

Recordé al funambulista enamorado.

Una joven me sacó de la ciudad, una joven, cuyo rostro eran millones de rostros, todos hermosos, dulces, perversos, inocentes, trágicos, suplicantes, dominadores; desnuda como solo en sueños es posible, me llevaba cogido de la mano, de pronto en sus ojos, las montañas doloridas por la blancura de la nieve, y enormes llamaradas me espantaron cuando una durisima y negra oscuridad lo invadio todo desde sus ojos, desde su boca abierta como un cielo, y todo quedó anegado bajo el resplandor vertiginoso, como el Universo en sus orígenes.

Grité despavorido, succionado violentamente, desperté empapado, y confuso, a los pies de la cama, y el Mar, el Mar, siempre comenzando, lamiendo la penumbra, muy animado, y sin hacer el más mínimo ruido.

Sin duda alguna, era un náufrago.





 

Manuel Jular llega con su pintura más fresca y un “calendario Antelami” a la galería Ármaga

Manuel Jular llega con su pintura más fresca y un “calendario Antelami” a la galería Ármaga | Tam-Tam Press

 

 

El pintor Manuel Jular en su casa de León. © Fotografía: José Ramón Vega.

El pintor Manuel Jular en su casa de León. © Fotografía: José Ramón Vega.

 

Regresa el pintor Manuel Jular a la galería leonesa Ármaga con una doble exposición —una selección de sus últimas obras de pintura digital y un calendario “Antelami” 2016 inspirado en el escultor italiano— compuesta por más de treinta cuadros. La inauguración —y la presentación del calendario en formato papel— tendrá lugar el próximo viernes 16 de octubre, a las ocho de la tarde, y la muestra se podrá visitar hasta mediados de noviembre.

Reproducimos los cinco textos incluidos en el catálogo-calendario de la exposición.

“ARTIJULAR”

“Este otoño me “toca” exponer en Ármaga. Voy “penultimando” detalles e imágenes para la expo, que creo que tendrá dos frentes más/menos figurativos…” .

Por ELOÍSA OTERO

El pintor que hace quince años cambió las brochas por el ratón de un Mac no quiere hacer exposiciones retrospectivas ni antológicas. Nada de cuadros rugosos, ni de piezas del siglo pasado. Su última obra es digital y en su disco duro almacena más de mil tiffs, susceptibles de reproducción e impresión, con las circunvoluciones de su pensamiento técnico-pictórico. Solo hay que hacer una selección y encargar la impresión.

Más de mil tiff’s (en formato digital) = Mas de mil cuadros.

Parecen muchos y son muchos. Archivados en carpetas, algunas de ellas —como la serie dedicada a las “espirales”— nunca han visto la luz sobre un lienzo. Otras, en cambio, ya se pudieron ver en parte en la gran exposición que, en marzo de 2012, ocupó las salas temporales del Museo de León con el título deDescensus ad inferos’.

Después de aquello, Jular ha vuelto a hacer “semi-abstracto”. De ahí, de esta última etapa, ha salido elcalendario Antelami que se podrá ver este otoño en Ármaga, un trabajo que muestra cómo el artista continúa en su línea de mezclar la invocación de iconos consagrados de la historia de arte con la especulación y el collage digital.

Si le hiciera caso al pintor, este calendario se podría definir como “una julariana mistificación sobre las imágenes proyectadas por el arquitecto y artista italiano Benedetto Antelami, a finales del siglo XII, para la catedral de Parma”. Un calendario de tareas y oficios campesinos relacionados con los meses del año. Pero hay algo más aquí, algo más que un calendario y un zodíaco, que yo no me atrevo a descifrar, y que el propio artista apunta cuando se explaya.

El segundo “frente” que muestra Jular en Ármaga está formado por una selección de sus últimas obras, a partir de las cuales surge la gran pregunta: ¿Qué es la pintura para Jular? “Una manera de divertirme, o de seguir vivo”, dice él. Algo que le motiva cada mañana. O la única forma de vivir. “Pintar por pintar. Porque sí”. Porque, como reconoce él mismo, “vender… no se vende”. Y quizá no tenga mucho sentido seguir pintando. O sí.

“No sé para qué hago esto”, suspira Jular. “Aunque supongo que algo de instinto hay en ello”, se responde a sí mismo. Quizá, como Antonio Gamoneda (maestro de la reescritura), Jular ahora “repinta”. Aunque por otra parte también ha llegado a ciertas formas de automatismo, entre el caos y la creación, con las que se lo pasa muy bien.

Observamos que el pintor a veces cuelga en Facebook alguno de sus tiff’s, que reciben comentarios como éstos: “Ahí dentro estás tú mismo, Manuel”, “Hermoso caleidoscopio”, “Fiesta de cromatismos, puro arte, Manolo en carne viva”, “Joder, que emocionante y poético despliegue”…

¿Qué podría decir yo de la pintura de Jular? Bien poca cosa, cierto es. Le conozco desde hace más de treinta años, y hay cariño. Al margen de eso le reconozco en sus obras, de alguna forma he asistido a su evolución a lo largo del tiempo, me gustan muchos de sus cuadros antiguos y modernos, y no puedo decirle que no cuando me pide un texto, aunque yo no sepa hablar de pintura. Jular es Jular y un Jular es un Jular. Y eso vale para la brocha y para el ratón. Y para el relato de la historia vivida.

Debajo, encima o en el medio de cada uno de sus “collages” puede haber unos mejillones, una partitura deSchönberg, una flor, un Kline, un Klimt, una elipsis, un juego con Miró, o con Poliakoff, un guiño mitológico, una radiografía, una foto de Juan Luis García o un poema de Rimbaud… Con todo juega Mac-Jota mientras su ratón se entretiene en una espiral, en algo que parece un fractal, en un símbolo o simplemente en manchas, porque en eso consiste la pintura, en “manchar”, mientras lo figurativo juega al viceversa con el expresionismo abstracto, confundiéndose en un más allá de las imágenes. Piel y símbolos. Pintura y realidad.

Creo que Jular sigue “especulando” como en los años 60, cuando empezó a indagar en los caminos del arte, aunque con otras armas o herramientas y con medio siglo más de trayectoria y pensamiento plástico-pictórico en su cabeza. Sigue jugando a “contar” y a “epatar”, sea con elementos reales o con elementos “secuestrados”. Jugando a desarticular y articular, a ver qué pasa… Jugar/Jular. Articular/Artijular…

Como decía Sábato, “la vida es tan corta y el oficio de vivir tan difícil, que cuando uno empieza a aprenderlo, ya hay que morirse”. Pero de eso se trata y en eso consiste vivir. “Mi escritura es el relato de cómo avanzo hacia la muerte”, ha dicho Gamoneda. Quizá, como señaló Wallace Stevens, la función de la poesía, y del arte por extensión, sea “ayudarnos a vivir nuestras vidas,” o, como puntualiza Harold Bloom, ayudarnos a “aprender a soportar la mortalidad”. Quizá solo en eso consista la cosa: en conseguir articular, cada uno a su manera, ese relato que nos cuenta.

Jular lleva más de sesenta años pintando sin dejar de investigar y aprender, sin dejar de ser testigo de su tiempo, para llegar a esto. Si en 1961 inauguró con Alejandro Vargas la primera exposición de arte abstracto que hubo en León, revolucionando el panorama creativo de la ciudad, ahora mismo, a sus 76 años, sigue indagando en la magia daimónica del arte. Poco importa el formato cuando todo es pintura (imagen, mirada, retina). Y puede que, llegados a este punto, sobren las palabras. Porque, mucho mejor que un texto, las imágenes de esta exposición hablan por sí solas. Así que déjense llevar… miren… observen… y escuchen al daimón que se esconde en cada uno de estos cuadros.

“Piscis”. Uno de los cuadros de la exposición y una de las imágenes del “Calendario Antelami”. © Manuel Jular.

“Piscis”. Uno de los cuadros de la exposición y una de las imágenes del “Calendario Antelami”. © Manuel Jular.

“Fotosop And Me”

Por MANUEL JULAR

Sin empastes, la piel del cuadro sin trampantojos. Todo en primera línea de la imagen. Volátil como un papel, vivo como los colores de la naturaleza. Y desde luego sin osadía. Porque la osadía del pincel digital y los filtros de ordenador han desaparecido ya, convertidos en uso casi común.

Así pues hemos dejado las sorpresas de la rugosa piel de los cuadros y la confortable textura de las superficies para imprimir, plotear, monotipar… O lo que ustedes prefieran.

Parece que, no tanto al espectador sino al espectador cliente, le desasosiega un poco el carácter de
obra gráfica de estas realizaciones. El que sean transportadas al papel, o a la tela, desde una máquina. O sea: reproducidas.

Estas naturalezas muertas, o “abstractos” según viejas clasificaciones, han sido realizadas desde los programas de diseño con una intención y sentido precisos: Replantear la relación entre fabricación y pensamiento.

Pero lo sustancial en pintura (al menos yo lo pretendo así) es la idea–forma y la “magia” de todo un inexplicable mundo de superposiciones visuales que se dan en la mente del artista plástico y deben aparecer en el cuadro.

Cuando la mano se arrastra sobre la tela, porte la herramienta que porte –pincel, espátula, rascador, etc…–, los trazos nuevos deshacen los antiguos. Cada elección borra la anterior y va fijando un camino que no tiene vuelta atrás. Tiene la “grandeza” de lo irrepetible. Pero es mayor su
miseria, porque imposibilita el retorno a momentos brillantes (o firmes, o seguros, o…) anteriores.

Bien. El ordenador y sus programas tienen mejor memoria. Los diferentes formantes por los que discurre la idea, sean dibujos, gestos, o transparencias texturales son memorizados históricamente.

Y se puede volver sobre ellos y desecharlos. O refundirlos.

Todo ello hasta el to save, o to print (divertida jerga del imperio), definitivos. Decisión final que, en cualquier caso, puede dilatarse sin que la imagen decisiva sea fagocitada previamente por una torpeza o un exceso de celo.

Por ello, la imagen resultante es un final en sí misma, no un boceto previo para un posterior trabajo pictórico realizado con técnicas más “aparentes”, o más “clásicas”. Hacer esto, sí sería reproducir, por más que la manualidad resultase museable.

En ese matraz, (que diría Tonet Bernábeu), la plástica recupera dialécticas de palimpsesto y puede conciliar el homenaje con el cainismo.

Claro que sí, amigo Antonio. Estas abstractions/natures mortes son, sobre todo, juegos del intelecto, de olvido y nostalgia. Los grandes pintores –“padres y abuelos”– que admiramos son ejemplo y barrera. Hay que descerrajar sus arcones y hacernos con su música y sus colores.

Portada del catálogo-calendario Antelami 2016.

Portada del catálogo-calendario Antelami 2016.

“El Calendario Antelami y yo”

Por MAC JOTA

Una parte de mi obra ha estado siempre impregnada de un cierto milenarismo, preñado de la dualidad cátara o albigense. Un toque cultural a la francesa, muy puro y propio de un habitual perdedor.

Dentro del purismo ha existido mucho más una lógica creativa que una voluntad de forma. Pero también al revés. De modo que mi evolución podría parecer un tanto saltarina. Digamos, es un decir, que mi pintura ha “experimentado” muchos cambios (en la apariencia) no siempre justificados

Veía yo, con natural “envidia”, el desenfadado modo con que funcionaban pintores –como Luis Casado “Monseñor”– copiando y también reinventando las heredadas imágenes gótico-románicas de nuestro ancestro medieval (p.e. el Calendario de Oficios pintado en la Colegiata de San Isidoro de León).

He tenido que esperar a pasar de los 70 años –con creces– para atreverme a explorar imágenes parientes, casi fraternales de las que me serían propias.

Algo semejante a esas piezas tan realistas como imaginarias. Así cayó en “mis manos” el Calendario de la Catedral de Parma. Un calendario de tareas, –sembrar, arar, segar, leña, aperos–; un año zodiacal que fué proyectado y esculpido por Benedetto Antelami en los últimos años de su vida (Así estas imágenes pueden preceder a los últimos míos)

De modo que el zodiaco no se descifra –tan sólo– mediante el estudio de los astros sino en el humilde contacto de los trabajos campesinos relatados por meses.

Caldeos y otros astrónomos imaginaron el año y la rueda zodiacales observando sucesos celestes, pero el trabajo y el peso de la cosecha obligan al campesino a mantener la mira fija en los campos a lo largo del surco…

Gestos humildes y austera energía forman la base gráfica sobre la que he trabajado. Así, distintas “épocas” se mezclan bajo el claroscuro del signo.

El retorno a lo antiguo recupera ideo-lógicamente una continuidad en el rito. Las figuras “reales” al articularse superpuestas a un escenario astrológico, lo dramatizan y por contraste la forma “realística” sin dejar de ser real, se hace signo de las tareas humanas…

Imagen de la galería Ármaga con los cuadros de Jular recién colgados. © Fotografía: E. Otero.

Imagen de la galería Ármaga con los cuadros de Jular recién colgados. © Fotografía: E. Otero.

“Fotosop & Mc Jota”

Por MARTA DELGADO DE KLEE

Hace ya unos pocos, pero largos años, que MJ trabaja sobre imágenes digitales. Desde su jubilación como director de arte del grupo de publicaciones de José García Abad se ha “forzado” creativamente a dejar los pigmentos, las colas y pinceles para trabajar en el ordenador sobre “tiffes y jotapegés” más o menos fotográficos. Con ello, Jular, como alguno de nosotros, se ha convertido en neonato de una atmósfera iconográfica de corte especialmente mestizo.

Las imágenes “fotográficas” así producidas no tienen la pretensión de competir con la pintura en la representación de la realidad, aspiran a más: reinar sobre la vista, colonizarla enteramente. Y muchas veces, sin duda, ambiguamente. (Gilles Deleuze)

Se cumplen 25 años del nacimiento de Photoshop, el programa informático que puso el retoque fotográfico al alcance de cualquiera. Las imágenes digitales han ganado un peldaño en artificio y manipulabilidad, son especialmente homogéneas y casi imperceptibles los retoques. Algunos llevamos lustros ya, de cultura digital, y hemos crecido en una cierta atmósfera: la imagen no representa una realidad natural, sino un mundo ya previamente convertido en imagen, en “fotografía” aunque las imágenes –es el caso de Jular– sean propiamente experimentales o pictóricas.

Se sugiere que con ello parece haber desaparecido la necesidad de “fotógrafos profesionales” (porque ahora todo el mundo es fotógrafo “profesional”, es decir, todo el mundo puede no solamente hacer fotos, sino retocarlas o montarlas a su gusto), como si la fotografía hubiera perdido enteramente su condición documental y pasado a engrosar la categoría, en nuestro siglo tan abultada, del simulacro, es decir, de aquella imagen que no remite a ningún original externo, que es originariamente copia y manipulación en un sentido no peyorativo.

De esta manera, además de ser fotógrafos profesionales, todos seríamos fotógrafos artísticos, mezcladores y productores de imágenes todas ellas originales, por lo que el propio concepto de lo
original se habría modificado.

Invitación a la inauguración de la exposición de Jular.

Invitación a la inauguración de la exposición de Jular.

“Los volátiles del Beato Jular”

“El ojo es más rápido captando que la mano dibujando”. 
Walter Benjamín
“La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica”

Por ANTONIO BERNABÉU

Sobre los anchos hombros de la santidad se le posaban, al buen Beato Angélico, serviciales volátiles sin sexo, pálidos angelotes concebidos sin mácula, itinerando la mensajería entre los cielos y el convento, para nutrir sus cuadros con un hermoso florilegio de virtudes.

En cambio, los volátiles del Beato Jular son pájaros promiscuos, que habitan los marjales nocturnos, la oscura vibración de las entrañas, y se erigen en los depositarios de aquel encantamiento que todavía yace en la malicia original de los pecados.

Original y nueva, en grados de osadía sorprendentes, resulta la reciente pintura de Manuel Jular. Y, con ella, habrá que andar por tramos y despacio, advertir que se es nuevo respecto a lo anterior y se es original respecto al todo, aunque el pintor presente revueltos sus hallazgos en un alarde incontenible de gloriosa bulimia.

Las técnicas, aquí, con la incorporación prodigiosa del pincel digital y el complicado encaje del ordenador, rompen la inercia del ciclo Shostakovich*, achatarran el sólido edificio del empaste, escampan los densos cirros lila que daban cuerpo a aquellas telas y mitigan el abrasador amarillo solano que las iluminaba.

Pero la nueva técnica, en Jular, posee una intención y un sentido precisos; replantear la relación mano-cerebro, que anonada y tortura a todos los constructores de artefactos, acercarla en función de las vertiginosas posibilidades de la máquina y explorar su difícil connubio.

Un ejercicio de poderosa lucidez, que sobrepasa los análisis de Benjamín y derriba la acobardada “falsabraga” con que se protegían las vanguardias. Esto es lo nuevo, una rigurosa ceremonia de vísperas, por expresar lo mínimo del mejor de los modos posibles.

Lo sustancial se alberga entre el Aleph y la circunferencia pascaliana. Por estos reinos improbables, en el albor de lo indeciso, tantean sus veredas y trazan sus caminos los cuadros de Jular. Él conocía ya las “variaciones” y el “tombeau” con que se homenajean los compositores. Conocía, también, las experiencias deslizantes de Picasso, con Delacroix y Velázquez, en busca de un estallido de fisión.

O, en el mismo sentido, las más cercanas del “Equipo Crónica”. Ha querido ir más lejos y ha ahondado en la fusión, para crear un hongo, tornasolado y deslumbrante, que encierre todas las arqueologías del pintar, toda la crueldad de la abstracción. Y ha conseguido introducir, en su batalla, el genio de Twombly y el deKlee, el de Pollock y Mondrian. Pero esta arqueología no representa, de una manera exclusiva, su memoria.

Las dialécticas de fagocitación que mueven cada cuadro, el recuperado valor del palimpsesto o la generosa conciliación del cainismo confieren a esta obra una sutileza esencial e indefinida, que nos remite a los matraces de la plástica y a su proyección espiral mediata e inmediata.

Juegos entreverados de inteligencia, de olvido y de nostalgia sitúan a Jular en aquella polifonía desatada que había urdido Carpentier, para su “Concierto barroco”, en donde hacía coincidir el monótono canon de Vivaldi con la improvisación alucinada de Louis Armstrong.

Jular ha fijado los vértigos y amalgamado los delirios en sus últimos cuadros; ha descerrajado la estética y le ha devuelto la fascinación de las policromías infantiles, el murmullo de las óperas viejas, el vagabundeo sin meta de los trovadores, el erotismo sin ortografía, la gracia de las “manolidades” y el hipnótico vaivén de los colores..

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NOTAS:

Antonio Bernabéu –desgraciadamente ya fallecido– escribió este magnífico texto para una de las primeras exposiciónes con obra digital, que hizo MJ diez años atrás.

(*) El ciclo Conversaciones con Shostakovich, como la serie Requiem de Verdi (que Bernabéu cita), estaban realizados con los tradicionales métodos del pincel y la espátula.

CON GRECIA, POR UNA EUROPA SIN MERCADERES

GRECIA ES EL AGORA PARA PENSAR, ASOCIARNOS Y ACTUAR.HOY SOY MAS GRIEGO QUE NUNCA, MI ALMA NEGRA, MI CORAZÓN GRIEGO, MIS PIES EN LA TIERRA, MIS AMIGOS HABITAN LA ROSA DE LOS VIENTOS.Y SIEMPRE QUE PUEDO ME ANDO POR LAS RAMAS DE LOS ARBOLES DEL SUEÑO.PERO JAMAS ABANDONO MI DESTINO, QUE ES ITHACA, TODAS LAS ITHACAS COMPARTIDAS DESDE QUE NACEMOS.Ithaca siempre sera el regreso, ese regreso donde compartir los cuentos, lo que hemos vivido, ithaca es una lumbre que encendemos para recibir al que llega, para habitar la noche, SOÑAR DESPIERTOS, y ver amanecer,, que no es poco.Y así continuar RESISTENCIA Y RISA.